Microbiota

El estudio de la microbiota y de la permeabilidad intestinal es una de las principales herramientas en Medicina Integrativa. Una adecuada microbiota es imprescindible para disfrutar de un estado óptimo de salud, ya sea la microbiota intestinal, de la garganta, de la nariz, de la boca, uretra o vagina.  

El intestino es un tubo hueco por cuya luz se desplazan los nutrientes provenientes de los alimentos y donde se van formando las heces. La parte que más nos interesa es la que está en contacto con la luz intestinal. Está formada por una mucosa intestinal sobre la que se asientan las bacterias que conforman la microbiota intestinal. La mucosa es la capa de células que protege cada órgano del exterior y así tenemos mucosa intestinal, respiratoria, urinaria, genital, faríngea o la piel, que es una mucosa más especializada. Todas las mucosas cumplen una función de barrera ya que impiden que sustancias del exterior entren y que sustancias del interior se viertan hacia afuera.

Además, las mucosas tienen otra función muy importante que es la defensiva o inmunológica ya que bajo ellas se agrupan folículos con células inmunitarias. Éstas van a ser las primeras en actuar ante la presencia de virus, bacterias o células tumorales.

Otra cuestión muy importante es que todas las mucosas del organismo están relacionadas entre ellas mediante el llamado sistema inmune de mucosas. Éste es el motivo por el que una alteración de la mucosa intestinal puede tener consecuencias en las otras mucosas del organismo. Por ello, hay personas que presentan síntomas de inflamación de una o varias mucosas (colitis, cistitis, vaginitis, rinitis, dermatitis, faringitis, bronquitis) que en la medicina oficial se tratan de forma aislada e inconexa sin pensar en este nexo común.Al tratar la causa común y equilibrar la mucosa intestinal conseguimos resolver desde la raíz, lo que no se consigue abordando de forma inconexa cada una de las diferentes mucosas por separado.

La microbiota intestinal está formada por millones de bacterias que se pueden clasificar de muchas formas diferentes.

Entre las principales funciones de estas bacterias destacan, entre otras, el mantenimiento de la mucosa intestinal, finalizar el metabolismo de algunos alimentos, la formación de ácidos grasos de cadena corta, de vitaminas, y funciones inmunitarias y energéticas.

Los principales grupos de bacterias intestinales en relación a su función son protectoras, inmunoreguladoras, muconutritivas y las proteolíticas. Para un correcto funcionamiento el porcentaje de estos diferentes grupos debe estar equilibrado. Así, por ejemplo, si sube mucho el porcentaje de bacterias proteolíticas se va a producir una inflamación intestinal y la producción de sustancias neurotóxicas y cardiotóxicas. Esto va a producir diarreas, gases, heces malolientes y alteraciones del estado de ánimo.

Puede producirse una inflamación de la mucosa intestinal por diferentes motivos: disbiosis intestinal, estrés, infecciones, alimentación incorrecta, o ciertos alérgenos, entre otros. 

Si esta inflamación es importante, las células que forman la mucosa empiezan a dejar un espacio entre ellas y aparece el fenómeno de permeabilidad intestinal. De esta forma, penetran al interior sustancias perjudiciales y también se vierten al exterior sustancias beneficiosas que necesitamos.

Muchas de estas sustancias que penetran debido a la permeabilidad de la mucosa son reconocidas como extrañas por lo que son atacadas por el sistema inmunitario. Éste es uno de los mecanismos por los que se producen enfermedades autoinmunes y alergias o intolerancias alimentarias.

El conocimiento del estado de la microbiota y la permeabilidad intestinal es una herramienta básica de diagnóstico en Medicina Integrativa. Este estudio se realiza mediante análisis de heces donde se contabilizan los diferentes tipos y cantidades de bacterias, hongos, parásitos y virus así como ciertos enzimas y sustancias que aumentan en caso de permeabilidad.

Pre pro y postbioticos

Se entiende por microbiota intestinal a la comunidad de microorganismos que residen en la mucosa intestinal. Los más importantes son bacterias y hongos, y su presencia y funciones son beneficiosas para la salud cuando están en equilibrio. El problema aparece cuando hay un aumento o un descenso relevante de algún grupo.

La microbiota intestinal se encuentra sobre la mucosa intestinal. Esto tiene dos consecuencias. La primera que hay una interrelación entre la microbiota y el estado de la mucosa intestinal. Y la segunda, que es importante que las bacterias habituales ocupen toda la superficie de la mucosa. Si disminuyen en número y dejan espacios de la mucosa sin ocupar, serán ocupados por bacterias patógenas provocando problemas. Esto es lo que se entiende como ocupar el nicho trófico.

En el organismo no sólo hay microbiota en el intestino sino en otras mucosas como la genitourinaria, boca y nasofaringe, y el tracto respiratorio. El desequilibrio de la microbiota de una de las mucosas, principalmente la intestinal, repercute en el resto de mucosas. Todas estas mucosas, además de bacterias, tienen debajo de ellas células del sistema inmunitario y conforman el denominado Sistema Inmune de Mucosas.

Los probióticos son productos que tienen bacterias vivas que tras tomarlos pasan por el intestino donde ejercen su función. Se pueden tomar a través de preparados con concentrados de bacterias o a través de alimentos.

Los preparados suelen ser de bacterias del grupo de la microbiota protectora y se miden por millones de cada una de ellas. En función del objetivo (disbiosis intestinal, infecciones urinarias, candidiasis, disbiosis vaginal, refuerzo del sistema inmunitario) se dará un tipo de bacteria u otro, aunque lo habitual es dar preparados de diferentes grupos de bacterias.


Los principales alimentos probióticos son los fermentados. Los más importantes son algunos tan conocidos como el yogur y el queso y otros más habituales en otras culturas. Entre estos están el kéfir, el kimchi coreano, el chucrut, los picckles (verduras fermentadas en sal), el chucrut (col fermentada), los fermentos de la soja (miso y tempe), tempes de garbanzo y el té Kombucha.

Los prebióticos son alimentos funcionales que no se digieren pero que provocan el crecimiento o la actividad de las bacterias intestinales. El más conocido es la fibra.

Son importantes porque hay bacterias, como las de la microbiota micronutritiva, que no las podemos administrar directamente sino que tenemos que provocar su crecimiento de forma indirecta mediante la ingesta de prebióticos.

Básicamente hay 2 familias de prebióticos: la fibra soluble y la fibra insoluble.

Entre la fibra soluble destaca la inulina, la pectina y los fructooligosacáridos (FOS). Son muy fermentables, retienen el agua y los encontramos en legumbres, cereales y frutas.

En cuanto a la fibra insoluble hay que destacar la celulosa, la lignina y el almidón resistente. Retienen poco el agua y se hincha poco. La mayor fuente de almidón resistente se consigue cocinando patatas, moniatos o legumbres y tomándolos fríos más tarde.

Los postbióticos son sustancias fabricadas por la microbiota que son beneficiosas para nuestro organismo, como por ejemplo los acidos grasos de cadena corta como el butirato, acetato y el propionato.